miércoles, 23 de noviembre de 2011

Lo que siento y lo que vivo, con palabras os lo digo

De nuevo vuelvo a escribir una reflexión, resultándome bastante complicado el hecho de expresar con palabras todos los pensamientos que circulan dentro de mi mente de forma libre, como si de pajarillos se tratasen.
He de confesaros que éste es uno de los temas que más me gusta de toda la literatura. Quizá sea porque en parte soy una persona que siente las cosas de forma especial, y muy dentro de mí. Pienso que la gente que no es así se pierde esos pequeños detalles de la vida que dan otro punto de vista.
La riqueza del aprendizaje está en tener las opiniones de muchas personas, puesto que así te permite conocer a la gente de una forma más interiorizada; ya que en los corazones de todo el mundo se encuentra la esencia de su persona.
Recuerdo cuando empezamos a trabajar este bloque, que había en mí dos pensamientos enfrentados; por una parte estaba el querer volver a trabajar la literatura, pero sin embargo, esperaba que no fuese de esos temas que se hacen eternos. Os preguntareis que pasó al final, bueno pues se me ha hecho corto, ha resultado ser un suspiro de aire desvaneciéndose en el espacio y en el tiempo.
La literatura es el mundo más desconocido para muchos. No nos damos cuenta que detrás de miles y miles de letras se esconden personas que por suerte o por desgracia les tocó vivir en un momento determinado, removiendo en ellos una serie de sensaciones y sentimientos que quisieron plasmar por escrito con el fin de poder contar al mundo entero un poquito de lo que ellos eran.
En los tiempos que corren, deberíamos darles las gracias y con mayúsculas, ya que son los textos más lindos que tenemos como legado de lo que dejaron. Normalmente, dicen que “las palabras se las lleva el viento y los hechos son los que perduran”, pero con ellos esto no es así. Ya fuese la Edad Media o el Romanticismo, sus palabras no dejan indiferente a nadie tras su lectura. Escribir no es tan sencillo como pensamos a priori, ya que implica que desnudes tu alma a los demás, exponiéndote por tanto a una serie de opiniones que no siempre van a ser positivas.
Conforme el tema iba avanzando, eché la mirada atrás pensando aquellos años del colegio, en donde dábamos literatura. Pero no penséis que lo hacía desde un punto de vista nostálgico; sino que era objetiva con el fin de ver los errores a la hora de enseñar que habían tenido mis profesores, puesto que ahora es el momento en el que me han dado la oportunidad de cambiar aquello que en su día a mí no me pareció completamente adecuado. Es cierto que todos somos humanos, y por tanto, siempre cometemos errores, pero estos no hemos de verlos como algo negativo, sino como la oportunidad de cambiar y mejorar cada día un poquito. Debemos pensar que en toda profesión, el hecho de acabar una carrera, no implica que tu formación haya finalizado, puesto que de forma continúa el mundo va girando y nosotros debemos seguirle. Digo esto porque me parece que en el área de Lengua y Literatura, todavía queda mucho por hacer. De hecho, me gustaría deciros algunos de los aspectos que me he dado cuenta que desde los primeros cursos de Educación Primaria podemos trabajar con los alumnos, siempre que sepamos nosotros enfocarlos en función del objetivo que queramos alcanzar.
Voy a sincerarme y a poner por escrito cosas de cómo soy y que me gustaría poder cambiar  en los demás. Curiosamente la poesía es una de las formas escritas que a la gente menos le gusta. Entonces yo me paré a pensar el por qué.
Bueno creo que después de mucho, he llegado a una conclusión. Cuando nosotros leemos poesía no tenemos por que entender o interpretar aquello que el autor quisiese decirnos en ese momento, ya que tenemos la suerte de ser diferentes unos de otros, permitiéndonos esto que el pensamiento sea libre.
Debemos de eliminar de nuestra mente muchos de los estereotipos con respecto a la poesía que se han mantenido durante el paso del tiempo. Cada uno tiene una forma de sentir, de ver las cosas  y una manera de relacionarse con los demás, por lo que debemos leer la poesía sin ningún objetivo concreto sino únicamente con el deseo de poder disfrutar del lenguaje tan bello y envolvente que muchas de ellas tienen.
De hecho, esta libertad de pensamiento la llevamos a cabo de forma más frecuente de lo que creemos, ya que cuando leemos una novela o un cuento hemos aprendido a disfrutar como si de escuchar una canción se tratase.
He tenido la oportunidad de tener a gente en mi vida que escriba poesía, y puedo deciros que es una preciosidad el leerlas, da la sensación de que está escrita para cada uno de nosotros en un momento determinado, además que el mundo se para y solo estás tú con tus pensamientos. Estos son muy difíciles de reconocer, ya que la mayor parte de las veces nos están de acuerdo con aquello que nosotros sentimos, pero debemos ser valientes y pararnos de vez en cuando a pensar cómo han sido las cosas en nuestra vida hasta ese momento, poniendo en una balanza lo bueno y lo malo, valorando por tanto el camino que hemos ido haciendo poquito a poquito.
Pero si todo lo dicho con anterioridad no lo llevamos nosotros a la práctica ¿cómo queréis entonces que a nuestros niños les guste leer poesía? Siempre se dice que debemos de predicar con el ejemplo, por eso me pregunto cómo vais a lograr que otros amen lo que vosotros odiáis.
En España tenemos el privilegio de contar con una serie de autores literarios que realmente son celebridades de lo que ha sido la historia de la literatura. Por eso no debemos juzgarles por sus ideales sino ver más allá de eso, quedándonos con sus escrituras y con las miles de sensaciones que recorren nuestro ser al ponernos delante de un poema.
Con respecto a esto os planteo una pregunta ¿pensáis que sabemos amar, o que nos van enseñando a ello? Seguro que muchos no encontrareis la relación entre lo formulado antes con el tema que os estaba contando, sin embargo, sí que existe una unión entre ambos. Las sensaciones al igual que los sentimientos es una de las partes de las personas más complejas, pero muchas veces tú no sabes cómo se puede llegar a querer, amar e incluso odiar tanto algo o a  alguien. Fijaros si son abstractos, que a la hora de tener que definirlos no sabemos hacerlo, utilizando en numerosas ocasiones eso de “es que lo tienes que sentir”, por eso por qué hemos de criticar a la gente que ha escrito poesía, por qué tenemos que menospreciar su trabajo; por el simple hecho de que no lo entendamos. No seamos así, el día de mañana vamos a trabajar con niños, que seguro que nos van a mostrar mucho más de cómo son que lo que nosotros a día de hoy pensamos, pues seamos recíprocos con ellos, enseñándoles a disfrutar de ese placer que es leer poesía, por lo tanto empecemos nosotros ya a cambiar porque para alcanzar nuestra meta no queda tanto recorrido.
Por otro lado, he de contaros que el hecho de dar esta unidad me ha servido para saber cómo trabajar los diferentes temas que encontramos en la poesía con los niños. El amor, la amistad o la muerte, entre otros. Curiosamente, éste último parece que en muchas ocasiones intentamos evitar hablar de ello con los niños, sin darnos cuenta de que eso no les beneficia para nada, al contrario.  Desde muy pequeños se les mueren animales, abuelos o padres, por eso desde la escuela debemos trabajar con ellos, sabiendo seleccionar los fragmentos de textos de determinados autores, con el objetivo principal de que ellos lo vean desde otra perspectiva para que logren vivirlo de forma distinta si por desgracia les ha de pasar.
Es cierto que desde un primer momento, llevamos diciendo dos de los aspectos que tenemos que tener muy presentes en nuestro trabajo con los niños, que son el momento evolutivo, y los gustos. Por eso aunque a priori nos puedan parecer que muchos de esos textos no nos sirven no es así, todo consiste en ser lo suficientemente eficaces en aquello en lo que trabajemos.
Además, tenemos que quitarnos de la cabeza el hecho de que la lectura en sí ha de ser moralizante; es decir si estamos diciendo qué aspectos son imprescindibles para saber hacer las cosas de forma adecuada, por qué tenemos que presentarles determinados valores con edades muy tempranas, si ni siquiera son términos que ellos emplean en su día a día. Pensemos que el desarrollo de los más pequeños se asemeja al transcurso de un río, por lo tanto hemos de dejarles total libertad junto con el tiempo y ritmo necesario para que poco a poco consigan dar pequeños pero a la vez grandes pasitos.
Nosotros como maestros que vamos a ser, seamos capaces por un solo instante de dejar de pensar tanto en objetivos, o competencias que han de adquirir los niños, y disfrutemos con ellos esas edades en las que fantasía y realidad viven de la mano, nublando en ocasiones el límite entre ambas. Esto no sólo logrará que seamos buenos en aquello de  lo que vamos a trabajar; sino que también tendremos la oportunidad de disfrutar con ellos su día a día, emocionándonos con los pequeños logros y volviendo a recuperar ese niño que todos llevamos dentro pero que a veces no nos atrevemos a sacarlo por miedo al ridículo.
Si poetas, escritores y filósofos llegaron a los corazones de la gente más allá de sus épocas, tengamos nosotros también ese valor para poder decir que nos gusta aquello que estudiamos, que aprendemos y en lo que trabajamos, ya que esto nos facilitará poder sembrar en los más pequeños esa pasión e interés que queremos que tengan por cualquiera de los géneros que tengan que leer.
Conforme el tiempo y los años pasan, una va madurando recordando aquellos primeros cursos de mi etapa escolar, y valorando quizá de manera más objetiva la labor que durante muchos años han llevado a cabo mis profesores conmigo. De muchos prefiero callar por que con eso digo todo, de otros, termino sin vocabulario para decir lo mucho que les admiro; sin embargo, mis palabras más bonitas van dirigidas aquellos que supieron ir más allá de unos libros, que con una foto, una frase o una canción te sabían decir las mismas enseñanzas que podía ser un libro. Aquellos que supieron transmitirme el gusto por querer saber y conocer lo que se escondían detrás de las muchas materias que tenía.
La filosofía, las matemáticas, las ciencias o la literatura, son cosas pasajeras porque tarde o temprano se borrarán de tu mente dejando paso a nuevas cosas y aprendizajes que la vida te va permitiendo tener, por eso tengamos en mente que vamos a educar y a trabajar con personas, que quizá no sepan analizar sintácticamente o hacer una raíz cuadrada pero probablemente serán el reflejo de esas horas pasadas a su lado; y qué queréis que os diga para mí eso es lo más importante.

2 comentarios:

  1. Mis más sinceras felicitaciones por la increíble reflexión que has realizado, te aseguro que al leerla no solo me has trasmitido todo aquello que has aprendido en el temario que pertenezca a la reflexión, sino que también me has podido transmitir la gran ilusión, esfuerzo, dedicación, vocación hacia tu profesión, y el gran amor que sientes hacia tu desarrollo profesional y el amor que transmites por las "pequeñas personitas" que en su día dependerán de ti para llegar a ser grandes personas el día de mañana.

    Coincido al 100% contigo en que tanto la poesía como cualquier otro expresión artística, ya sea escrita, oral, o pintada; se trata de una expresión propia del alma de cada de ser y de cómo somos cada uno; y más aun en los niños ya que en ellas te expresan todo aquello cuanto sienten y piensan.

    Una vez más, mis más sinceras felicitaciones; como ya he dicho en varias ocasionas, demuestras, con este blog y tu actitud, que llegaras a ser una gran profesora de las que siempre se llevan en el recuerdo y se anhela volver a ver a dichas profesoras.
    Sigue por el camino por el que has encauzado tu desarrollo profesional, pues el mejor camino de todos; habrá momentos de frustración, otros de alegría, tristeza y desesperación; más yo te garantizo de primera mano, que ese camino que tú has tomado te llenara siempre con la mayor de todas las satisfacciones que es ayudar a crecer a esas "pequeñas personitas" en verdaderas personas dignas de admiración.

    Felicidades poluchi.

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