El otro día, estaba con un niño pequeño, primo de un amigo y de pronto me preguntó:
-¿Tú sabes todas las letras del abecedario?
Mi cara de asombro fue bastante significativa. Ciertamente mi mente se convirtió en una hoja en blanco, en donde no existía ni un solo color.
Después de unos segundos en ese estado contesté:
-¡Claro que sí!; pero ¿por qué lo preguntas?-
Entonces el niño me dijo:
-¡Porque el otro día ya me las aprendí!-
Seguimos andando, cuando de pronto me mira y dice:
-¿Quieres que te las cante?
-¡Si claro, adelante! (contesté)
Pero conforme las iba diciendo, me percaté que allí no estaban todas. Aunque, no le comenté nada, puesto que mostraba sentirse orgulloso de sus pequeños a la vez que grandes logros.
De vuelta a mi casa, una vez que llevé al pequeño con sus primos, venía pensando en lo que había sucedido aquella misma tarde.
Entonces empecé a analizar las situaciones que se producen todos los días, pero a las que no prestamos el interés que deberíamos. Y que mejor sitio para llevar esto a cabo que en un colegio.
Si el colegio, ¿Por qué no? A pesar de que algunos penséis que es un poco complicado, no es así. Hemos de darnos cuenta que es el sitio en el que se enseñan un montón de cosas.
Curiosamente empiezan por las vocales, después por las consonantes, lo que hace que pasito a pasito, sin desfallecer vayan obteniendo pequeñas cositas, que le harán llegar a ser grandes personas.
Y de pronto, como si un destello de luz se tratarse, se vinieron a mi cabeza los errores más típicos de ortografía que suelen cometer los niños.
Fue en ese momento, cuando empezaron a descender miles y miles de letras como la b, la v, la g o la j. Parece ser, que de aquellos errores, solo se quedaban en estas tres o cuatro letrillas sin más.
Sin embargo, una silenciosa h se apareció. Obviamente entendí el por qué. Ella es paciente, poco presuntuosa, por lo que suele quedar olvidada en alguna de las cajas clasificadoras que tenemos en nuestra mente.
De ahí que si decimos a los niños que escriban “Zanahoria”, la letra de la que hablamos brillará por su ausencia.
Por otra parte, me percaté, en ese mismo instante, de que no solo estaba la h, sino también la x. Como se asemeja a una cruz, tampoco la hacemos caso. De hecho su sonido, a priori es muy similar al de la s, ¡voilá! Otra razón más para equivocarnos.
¡Ah! Y que me dirías de w. Si es preciosa, fácil de recordar, pero me podéis decir ¿cuántas palabras se os vienen con esa letra?
……..mnm……Ya, eso mismo me temía yo; solo recuerdo una que estoy convencida de que resulta ser la misma que la vuestra.
Además, en todos los juegos que aprendemos para aplicarlos con los niños, como el ahorcado o las palabras encadenadas, solemos evitar estas letrujas porque parece ser que ellos no las tienen guardadas en su vocabulario.
Por todo ello, me quedé un par de días mal. No entendía el desprecio que la sociedad había hecho a esa parte del abecedario. No era lógico, puesto que todas ellas eran y son importantes.
Entonces pensé, que ya que vivimos en una sociedad en la que tenemos una libertad de expresión, esto tenía que ser conocido por todo, por eso decidí que dicha historia se llamaría:
“El club de las letras olvidadas”
Dentro del mismo estaban:
- La h
- La x
- La y
- La z
Y todas aquellas compañeras de historias, aventuras, o canciones, que quisiesen mostrarlas su apoyo.
Mi consejo es, hacer que vuestros alumnos, amigos o compañeros no las dejen en el olvido.
Tú eres como la H. Y es una de las letras que más me gustan :)
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